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Revista de la Facultad de Medicina

versión impresa ISSN 0120-0011

rev.fac.med. vol.60  supl.1 Bogotá mar. 2012

 

Investigación original

ESTUDIO PARA LA MEDICIÓN DE SEGURIDAD ALIMENTARIA Y NUTRICIONAL EN EL MAGDALENA MEDIO COLOMBIANO. CASO CESAR

Studying how food and nutritional security is measured in the Cesar department (middle Magdalena area of Colombia)

Sara Del Castillo M1, Zulma Fonseca2, Mariela Mantilla3, Néstor Mendieta4

1 M. ND. MSc. Desarrollo Social, PhD. Ciencias Sociales, Profesora de Nutrición Pública y SAN. Coordinadora Observatorio de Seguridad Alimentaria y Nutricional -OBSAN-. Universidad Nacional de Colombia, Bogotá.
2 ND, Especialista en Epidemiología, Investigadora OBSAN - Universidad Nacional de Colombia, Bogotá.
3 Enfermera, Investigadora Corporación OBUSINGA.
4 MD. MSc. en Desarrollo Educativo y Social, Coordinador por Corporación OBUSINGA.

Correspondencia: sedelcastillom@unal.edu.co

Recibido: 04/04/12/ Enviado a pares: 04/04/12/ Aceptado publicación: 09/04/12/


Resumen

Antecedentes. El presente artículo presenta los resultados del Estudio para la Medición de la Seguridad Alimentaria y Nutricional (SAN) en el Magdalena Medio Colombiano. Caso César, realizado por Obusinga y el OBSAN, financiado por OBUSINGA y por la UGI de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Colombia. Adicionalmente, forma parte de las acciones del Proyecto de Construcción Participativa de una Propuesta de Desarrollo Territorial con Perspectiva Alimentaria en 12 Municipios del Departamento del Cesar.

Objetivo. Determinar el nivel de inseguridad alimentaria y nutricional de la población de los 12 municipios.

Material y métodos. El estudio se basó en las referencias establecidas por el Instituto de Nutrición de Centroamérica y Panamá, la metodología utilizada corresponde a la diseñada por la Universidad Nacional de Colombia para los estudios de Canasta de Alimentos desde el 2003, adaptada para este estudio por la Corporación Obusinga.

Resultados. Los principales resultados de la investigación permitieron reconocer algunas características sociodemográficas de la población objeto, identificar la Canasta Alimentaria Básica de los municipios seleccionados, estableciendo la Canasta Usual de Alimentos, canasta alimentaria recomendada, y la línea de indigencia y pobreza de los hogares.

Conclusión. La importancia de dichos resultados dejan en evidencia los altos niveles de inseguridad alimentaria de la población de los municipios del sur del departamento del César trabajados, los cuales se ven reflejados en los niveles de adecuación de calorías y nutrientes, el alto porcentaje de hogares bajo las líneas de pobreza e indigencia, constituyéndose en una herramienta básica para orientar la formulación o ajuste de los planes locales de SAN en la Región.

Palabras clave: seguridad alimentaria, nutrición en salud pública, servicios básicos de salud, pobreza, indicadores demográficos, Colombia (DeCS).


Summary

Background. This article presents the results of a study aimed at "Assessing food and nutritional security (FNS) in the Cesar department (middle Magdalena area of Colombia)" carried out by Corporacion Obusinga and the Observatorio de Seguridad Alimentaria y Nutricional (OBSAN) which was financed by Corporacion Obusinga and the Medicine Faculty at the Universidad Nacional de Colombia (UNALCO). It also formed part of action involved in a Project for the participative construction of a proposal for territorial development having a food-based perspective in 12 towns in the Cesar department.

Objective. This study was focused on determining the level of food and nutritional insecurity of the population living in 12 towns in the south of the Cesar department.

Materials and methods. This study was based on references provided by the Instituto de Nutrición de Centroamérica y Panamá (INCAP). The methodology used had been designed for food basket studies by UNALCO in 2003 and was adapted by Corporacion Obusinga for this study in the middle Magdalena area.

Results. This investigation led to researchers recognising some of the target population's sociodemographic characteristics, identifying the basic food basket for the selected towns, establishing the usual food basket and recommended food basket for each town and household deprivation and poverty lines.

Conclusions. The importance of such results lay in revealing the high levels of food insecurity amongst people from the selected towns in the south of the César department which were reflected in inadequate levels of calorie and nutrient intake and the high percentage of households below the deprivation and poverty lines, thereby becoming a basic tool for orientating the formulation or adjustment of local FNS plans in the region.

Key words: food security, nutrition, public health, basic health services, poverty, demographic indicators, Colombia (MeSH).


Introducción

El derecho a la Seguridad Alimentaria y Nutricional se basa en la obligación del Estado por garantizar a todas las personas el acceso a los alimentos que necesitan, en cantidad y calidad para su adecuado consumo y utilización biológica, garantizándoles un estado de nutrición, salud y bienestar, que coadyuve con el desarrollo humano y sea sostenible. Con el fin de hacer seguimiento evaluar el cumplimiento de este derecho, es importante tener mediciones de los indicadores que dan cuenta de la Seguridad Alimentaria y Nutricional de la población. La determinación de la Canasta Básica de Alimentos (CBA) es una de las herramientas para verificar el acceso y consumo de alimentos en el hogar y se constituye en uno de los principales objetivos del estudio que aquí se presenta.

El "Estudio para la medición de la Seguridad Alimentaria y Nutricional en el Magdalena Medio colombiano. Caso Cesar", fue realizado en el departamento del Cesar, por la Corporación Obusinga y el Observatorio de Seguridad Alimentaria y Nutricional (OBSAN) de la Universidad Nacional de Colombia, y forma parte de las acciones del "Proyecto de construcción participativa de una propuesta de desarrollo territorial con perspectiva alimentaria en 12 municipios del departamento del Cesar", que fue operado por la Corporación Compromiso, la Corporación Desarrollo y Paz del Magdalena Medio y la Corporación Obusinga y es financiado con recursos de la Unión Europea. Para su realización se contó con el apoyo de numerosas organizaciones, y particularmente con el aporte de los equipos gestores de autonomía alimentaria de los 12 municipios del sur del Cesar, a quienes consideramos coautores de la presente investigación.

El objeto central del estudio radicó en determinar el nivel de inseguridad alimentaria y nutricional de los hogares en 12 municipios del sur del departamento del Cesar, presentados en la figura 1 (Pelaya, González, Aguachica, San Martín, Gamarra, Chimichagua, Tamalameque, San Alberto, Pailitas, Astrea, Río de Oro y La Gloria). Para ello se recurrió a una herramienta metodológica de tipo cualitativo y cuantitativo, como estrategia para identificar los principales factores determinantes del hambre en la población, mas allá de las cifras reportadas por la Encuesta Nacional de la Situación Nutricional en Colombia, ENSIN 2010. (1)

Material y métodos

Para el desarrollo del estudio se tomaron como referencia las metodologías establecidas por el Instituto de Nutrición de Centroamérica y Panamá (INCAP), la metodología aplicada en la construcción de las canastas básicas de alimentos, desarrollada por la Corporación Obusinga en el Magdalena Medio entre el 2002 y el 2008, y la metodología promovida por la Universidad Nacional de Colombia para estudios de este tipo. De acuerdo con esta última propuesta metodológica, se establece que la canasta básica de alimentos, es el "conjunto de alimentos comúnmente adquiridos, expresados en cantidades suficientes y adecuadas para cubrir las necesidades de energía y proteínas del hogar promedio de una población de referencia al mínimo costo" (2) y debe determinarse de modo tal que su consumo de alimentos implique por lo menos la ingesta de los nutrientes recomendados para la supervivencia humana y sea de menor costo en el mercado minorista (3,4).

La estructura de la CBA debe contemplar, por ella misma, algunas propiedades deseables: debe tener una referencia necesaria a los hábitos, pautas de consumo predominantes y preferencias de la población; debe tener en cuenta la disponibilidad efectiva de la oferta de alimentos para el contexto al cual se refiere; debe reflejar la estructura de precios relativos de los alimentos en la región, ciudad o país; y, es imprescindible la posibilidad de proyectar su valor en el tiempo, para permitir establecer un margen de comparabilidad intertemporal con el objeto de elaborar series para indicadores y medidas de pobreza (5).

El estudio de CBA para los 12 municipios seleccionados en el departamento del Cesar tomó como universo de estudio el 100% de la población residente en hogares particulares de la zona urbana y rural de estos municipios y se basó en la última encuesta del Sisbén disponible en cada uno de ellos, la cual fue validada con el equipo gestor de cada municipio. Para el caso de municipios como Pelaya, Aguachica y San Martín, también se consideraron fuentes de información los presidentes de las juntas de acción comunal, los líderes veredales, el Censo Urbano realizado por la Secretaría de Salud, el Censo Rural de las Promotoras de Salud del Hospital Local y el censo de bomberos. Para el caso del municipio de La Gloria, al no ser posible conseguir la información del Sisbén, esta se obtuvo a través de Asojuntas del municipio.

La muestra fue probabilística puesto que cada elemento del universo tuvo una probabilidad conocida y superior a cero de ser seleccionado a través de la aplicación de un muestreo aleatorio simple, el procedimiento probabilístico de selección de muestras más sencillo y conocido, que además resulta muy útil para obtener muestras de poblaciones pequeñas. El tamaño de la muestra se estableció con base en el requerimiento de estimación de proporciones del 30%, con una precisión del 90% y un error del 5%; así mismo, se utilizó el software Epidat 3.1 para el cálculo de tamaños de muestra a fin de estimar proporciones. El total de la muestra fue de 2.556 familias, repartidas en los 12 municipios y la información tiene un nivel de confianza del 95% y un error de 0,05.

La captura de la información se realizó utilizando el sistema Teleform, que archiva una imagen exacta del formulario e identifica sobre ésta las áreas dispuestas para los datos. Con este sistema de captura se realizaron tres tareas: crear formularios de datos legibles por máquina; crear bases de datos que contienen los datos obtenidos en estas formas; leer los datos de las formas creadas y almacenarlos en las bases de datos creadas previamente.

Las bases de datos fueron almacenadas inicialmente en Acces y Excel, donde se depuraron a partir de la identificación de errores por medio de frecuencias y filtros que fueron contrastados con las encuestas en físico hasta depurar al máximo las bases de datos; posteriormente, para el procesamiento de las bases de datos y la obtención de los cuadros de salida en Excel y para establecer cuáles alimentos cumplen con cada uno de estos criterios, se realizaron los siguientes cálculos a partir de la información relacionada con compra y adquisición de alimentos en el último mes, incluidos en el formulario de la encuesta de hogares: se calcula el aporte nutricional (calorías y proteínas) para cada uno de los alimentos adquiridos por la población en el último mes, tomando como referencia el aporte de nutrientes de la Tabla de Composición de Alimentos Colombianos del ICBF; se calcula el peso que aporta en gramos cada uno de los alimentos adquiridos en el último mes y; finalmente, se calcula el gasto en alimentos adquiridos a partir de la compra.

Para determinar la canasta básica de alimentos recomendada para una familia tipo de cada municipio, fue necesario tener en cuenta en primera instancia el número promedio de personas que conforman un hogar. Después de obtener la familia tipo, se procedió a establecer las recomendaciones de calorías y proteínas para una semana, tomando como referencia la tabla de recomendaciones de calorías y nutrientes del ICBF del año 1988, vigente aún. Para la determinación de la canasta básica recomendada de cada municipio, se utilizó el software Segali, que permite optimizar el gasto en alimentos con el fin de garantizar el cubrimiento del total de calorías requeridas, a través de los alimentos básicos.

Con el objeto de garantizar una distribución adecuada de los alimentos en cuanto a su valor nutritivo se incluyeron algunas restricciones y se tuvieron en cuenta algunos de los principales hábitos de la población. Las restricciones impuestas fueron: la suma del total de calorías dadas por azúcares simples no puede sobrepasar el 20%; la suma del total de calorías aportadas por las grasas no puede ser superior al 20%; el porcentaje de proteína de origen animal debe ser de por lo menos el 50%.

Resultados

Algunas características sociodemográficas de la población de los 12 municipios seleccionados, estableciendo la canasta usual de alimentos y una canasta alimentaria recomendada para cada uno de ellos, así como la línea de indigencia y pobreza de la población objeto aparecen en la tabla 1.

En el caso de los municipios de Aguachica, San Martín, Tamalameque, San Alberto y La Gloria, más de la mitad de los hogares tiene una subadecuación en calorías. Con respecto a los municipios restantes se puede decir que el porcentaje de hogares en subadecuación es cercano al 50%. La subadecuación de proteínas afecta entre la quinta parte y la mitad de los hogares; y para los micronutrientes la situación es más crítica llegando a afectar en algunos municipios hasta al 96% de los hogares (Vitamina A) (Figura 2).

Los municipios que presentan la situación menos crítica, aunque sin dejar de ser preocupante, son González y Pailitas, donde el tamaño de las familias es más pequeño, hay un menor porcentaje de hogares en nivel Sisben 1, un mayor porcentaje de personas afiliadas al régimen contributivo, la gran mayoría de hogares obtienen sus ingresos principalmente de la agricultura (específicamente en el municipio de González) y del trabajo por días (como en el caso de Pailitas); llama la atención, además, que en Pailitas no se presenta la caridad como una de las fuentes de ingresos; también es de destacar que existe un mayor porcentaje de hogares con acceso a tierra, así como un mayor porcentaje de personas mayores de 18 años y de jefes de hogar que han alcanzado un nivel educativo de secundaria y superior (Figura 3).

Canasta usual de alimentos

En este ítem se presentan los alimentos que, según la investigación, conforman las canastas usuales y el listado de alimentos básicos en cada uno de los municipios del Cesar incluidos en el estudio.

A partir de la canasta usual de alimentos y con el fin de establecer cuáles de los alimentos adquiridos conformarán posteriormente la canasta básica de alimentos recomendada, el estudio identificó aquellos incluidos dentro de la dieta familiar en el último mes, a los cuales se les denomina alimentos básicos (o canasta usual), siempre y cuando cumplan con los siguientes criterios:

1. Universalidad: que sea un alimento de uso común en la población de referencia, el criterio sugerido es que sea consumido por un 30% de los hogares o más; 2. Aporte energético: que el alimento sea proveedor importante de energía en la dieta, se usa el criterio de 1% o más; 3. Aporte protéico: que el alimento sea proveedor importante de proteína en la dieta, se usa el criterio de 1% o más; 4. Participación en el gasto en alimentos: que el alimento represente un gasto frecuente y/o significativo en la alimentación, se usa el criterio de 1% o más; 5. Participación en la cantidad de alimentos: que el alimento represente en kg un aporte significativo, se usa el criterio de 1% o más (estos criterios son descritos en la metodología utilizada en Centroamérica y promovida por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe –CEPAL–, y en Colombia por el Departamento Administrativo Nacional de Estadísticas –DANE–, la Universidad Nacional y la Corporación Obusinga en los diferentes estudios de CBA desarrollados en estas zonas). Los alimentos deben cumplir todos los requisitos para ser incluidos como alimentos básicos, excepto las frutas, verduras, aceites, grasas y condimentos, los cuales solamente requieren ser consumidos por el 30% de las familias, ya que por su bajo contenido proteico no cumplen con el requisito, a pesar de ser alimentos básicos.

Para establecer cuáles alimentos cumplen con cada uno de estos criterios, se realizan los siguientes cálculos a partir de la información relacionada con compra y adquisición de alimentos en el último mes, incluidos en el formulario de la encuesta de hogares: se calcula el aporte nutricional (calorías y proteínas) para cada uno de los alimentos adquiridos por la población en el último mes, tomando como referencia el aporte de nutrientes de la tabla de composición de alimentos colombianos del ICBF; se calcula el peso que aporta en gramos cada uno de los alimentos adquiridos en el último mes; finalmente, se calcula el gasto en alimentos adquiridos a partir de la compra.

Las canastas están conformadas por entre 26 y 36 alimentos; estos alimentos son aquellos que cumplen con los criterios para ser denominados como básicos para la alimentación de la población de cada uno de estos municipios. El listado se presenta clasificado en los siguientes grupos de alimentos: lácteos; carnes y huevos; leguminosas; cereales; verduras; raíces tubérculos y plátanos; azúcar; grasas; frutas y finalmente un grupo que se ha denominado "misceláneos" (Tabla 2).

La canasta básica de alimentos (CBA) como la canasta alimentaria recomendada

La canasta obtenida como CBA es la que debe ser promovida por la política pública como Canasta Alimentaria Recomendada y sobre ella se deberán definir las estrategias para que las familias pobres puedan acceder a un mínimo alimentario por el que debe propender la política pública de SAN en cada territorio. El estudio reporta como resultado la Canasta Básica de Alimentos para cada uno de los 12 municipios participantes de la investigación, las cuales pueden ser consultadas en el informe extenso del estudio.

Se presenta, a modo de ejemplo, la CBA del Municipio de Chimichagua, de interés principal por haber registrado las más altas deficiencias en calorías y nutrientes y presentar una canasta recomendada costosa, lo cual demuestra que los costos de los alimentos, aún en territorios tan próximos, son afectados por variables como los intermediarios, los medios de transporte y la disponibilidad local de alimentos, especialmente.

El costo total de la canasta básica es de $112.625 semanales (precios de alimentos año 2010) (Tabla 3); este valor cubre en un 96,6% los requerimientos de calorías y en un 106,0% los requerimientos de proteínas, de los cuales el 63,7% corresponde a proteínas de origen animal.

Forma de adquisición de calorías y nutrientes

En general para todos los municipios la principal forma de adquisición de calorías y nutrientes es la compra. Entre el 75-95% de las calorías se adquieren a través de la compra, en el caso de las proteínas el porcentaje está entre un 68-89%, el hierro entre el 72-94%, calcio entre el 4987%, y vitamina A entre el 56-91%; se da lamayor proporción de compra de calorías, dado que estas son aportadas en gran parte por alimentos que necesariamente se adquieren a través de la compra, como el aceite, el arroz, el azúcar y los cereales en general; por otro lado, se destaca que el calcio es el nutriente que en menor medida se adquiere a través de la compra, y esto se explica fácilmente por la producción y autoconsumo de leche y sus derivados como el queso.

A pesar de esta situación, es importante analizar las particularidades encontradas en cada uno de los municipios (Tabla 4).

Líneas de indigencia y de pobreza

Uno de los métodos utilizados para establecer la línea de pobreza y la línea de indigencia es el que parte de la canasta alimentaria básica. Para esta determinación el estudio utilizó la metodología usada por el DANE (6), que consiste en determinar la canasta alimentaria recomendada y a partir de ella calcular un presupuesto mínimo que responda a un conjunto de necesidades básicas. Bajo el supuesto de que las carencias de alimentos son proporcionales a las de otros bienes y servicios, es posible encontrar la Línea de Pobreza a partir de la información sobre el costo de los alimentos nutricionalmente necesarios y sobre la relación de los gastos en alimentos respecto al total de gastos. De esta manera, inicialmente se establece el costo de la canasta recomendada de alimentos o "Línea de indigencia".

En particular, la medición de la línea de pobreza o la línea de indigencia basa sus estimaciones en los ingreso de los hogares, definiendo como pobres extremos (indigencia) aquellos hogares que no tienen el ingreso mínimo requerido para comprar una canasta de alimentos que contenga los requerimientos nutricionales básicos diarios (2.200 calorías, 62 g de proteínas, calcio, hierro, tiamina, riboflavina, niacina y vitamina C). La línea de pobreza, por su parte, es el costo de una canasta básica de bienes y servicios; para calcularla se multiplica la línea de indigencia por un factor que resulta del cociente entre el gasto total sobre el gasto en alimentos del 25% más pobre de la población (7).

En cuanto a la línea de pobreza, se debe calcular inicialmente el coeficiente de Engel, dividiendo el gasto promedio en alimentos sobre el gasto total de la canasta familiar; posteriormente, para expandir el valor de la canasta básica de alimentos y obtener los recursos que cubrirían las necesidades básicas de un hogar, se multiplica el costo de la canasta recomendada por la inversa del coeficiente de Engel y esta sería la línea de pobreza.

Utilizando este método se encontró que entre el 36% y el 65,4% de los hogares de los municipios del Cesar que hicieron parte del estudio se encuentran por debajo de la línea de indigencia, es decir, que no cuentan con los recursos mínimos disponibles para adquirir una canasta mínima de alimentos que cubra los requerimientos nutricionales de un hogar tipo. La situación es especialmente crítica en Chimichagua, donde el 97,4% de los hogares no cuentan con estos recursos; después de este municipio se encuentra San Martín, donde el 84,6% de los hogares están por debajo de la Línea de indigencia; el municipio de Pelaya es el que cuenta con una menor proporción de hogares ubicados por debajo de la Línea de indigencia, sin embargo, la situación en este caso también es preocupante, encontrando que más de la tercera parte de los hogares están ubicados por debajo de esta línea.

En cuanto a la línea de pobreza, se encuentra que el 98,1% de los hogares no cuenta con los recursos necesarios para satisfacer sus necesidades básicas, situación similar a lo que ocurre en Astrea, donde el 94,5% de los hogares está por debajo de la línea de pobreza. También es Pelaya el municipio con la menor proporción de hogares ubicados debajo de esta línea, sin embargo, esta proporción corresponde al 43,5% de los hogares. Es importante analizar con mayor detalle la situación de los municipios de San Alberto, Tamalameque, Chimichagua y Gamarra, donde la proporción de hogares por debajo de la Línea de indigencia es mayor en relación con aquellos ubicados debajo de la Línea de pobreza; es decir, que una muy pequeña proporción de hogares cuenta con recursos para cubrir sus necesidades básicas, pero a pesar de esto no destina los recursos necesarios para cubrir con prioridad los alimentos que hacen parte de la canasta básica de alimentos.

Conclusiones

Las características sociodemográficas de los hogares de los 12 municipios objeto de este estudio evidencian la necesidad de proponer e impulsar procesos que contribuyan al mejoramiento de sus condiciones de vida, el cual está relacionado en alto grado con la posibilidad de adquirir alimentos y, por ende, con su seguridad alimentaria. Es importante prestar especial atención a indicadores como el bajo nivel educativo, la insuficiencia del ingreso económico para subsanar gastos elementales, el alto número de miembros de los hogares que dificulta su sostenibilidad y la informalidad en los empleos, entre otros. La garantía de la seguridad alimentaria y nutricional de la población es multifactorial, por tanto, para la planeación de acciones en este aspecto es necesario tener en cuenta las características sociodemográficas de la población, a fin de poder abarcar la problemática de forma multidimensional.

De acuerdo con lo anterior, es Chimichagua el municipio donde las condiciones socioeconómicas son las más críticas, lo cual se relaciona con las limitaciones en cuanto al acceso a los alimentos que se requieren para cubrir las necesidades de calorías y nutrientes. Esto muestra que la gran mayoría de los hogares de esa población se encuentra en una situación de hambre crónica. No obstante, ninguno de los doce municipios del sur del departamento del Cesar analizados en este estudio cuenta con una situación adecuada de Seguridad Alimentaria y Nutricional.

La CBA usual está conformada por entre 26 y 36 alimentos, dependiendo del municipio. Presenta en la mayoría de los casos una buena estructura, con una variedad importante de alimentos, que permite optimizar la conformación de la Canasta Recomendada. A pesar de esto, se encontraron problemas derivados de la calidad nutricional de estos aportes. Por su peso en la CBA usual, se destaca el arroz como uno de los principales aportantes de proteínas, calcio y hierro, además de una limitada variedad de frutas y verduras, que en muchos casos solamente están constituidas por el tomate y la cebolla.

A pesar de tratarse en su mayoría de municipios eminentemente rurales, se identificó que solamente en uno de los municipios las fuentes de ingreso relacionadas con la agricultura, la ganadería o la pesca son de gran relevancia, lo cual podría constituirse eventualmente en un riesgo para garantizar el acceso de los hogares a la canasta básica de alimentos; por esta razón es importante generar acciones en torno al fortalecimiento del desarrollo de actividades relacionadas que permitan mejorar la disponibilidad e incluso fortalecer las cadenas productivas y de comercialización, y buscar su articulación para garantizar el acceso de la población a estos alimentos básicos sin afectar la competitividad de estos productos en el mercado.

En correspondencia con lo que reportan los datos nacionales en los resultados de la ENSIN 2010, a nivel de individuos, el estudio revela que existe un alto porcentaje de hogares con una subadecuación en la adquisición de calorías frente a sus requerimientos, al igual que un alto porcentaje de hogares con sobreadecuación. Existen varios factores que pueden explicar este fenómeno; uno de los más relevantes es el desequilibrio en la dieta en la población de bajos recursos económicos, dados los altos precios de frutas, verduras y alimentos de alto valor nutricional pero de difícil acceso. Mientras que alimentos de alta densidad energética es decir, ricos en grasas y azúcares pero deficientes en otros nutrientes esenciales como vitaminas y minerales, son más accesibles y de mayor consumo por este grupo poblacional ya que tienen un alto poder de saciedad, sabor agradable y un menor costo.

Para todos los nutrientes evaluados se identificó un alto número de hogares que presentan subadecuación en su consumo, resultado que se constituye en un insumo importante para plantear estrategias encaminadas a abordar la problemática específica del alto porcentaje de hogares que no cubren sus requerimientos de calcio y vitamina A.

Tanto para atender el problema del déficit como el del exceso en esta población, se deben sumar esfuerzos a fin de garantizar el acceso a los alimentos que conforman la canasta recomendada. Adicionalmente, es recomendable trabajar de manera conjunta en la educación alimentaria y nutricional para favorecer en los hogares la selección, manipulación y consumo adecuado de los alimentos que requieren.

Se encontró en el estudio que más de la mitad de la población está por debajo de la Línea de indigencia, lo que implica que estas familias no cuentan con los recursos suficientes para acceder a la CBA recomendada, que se constituye en el mínimo alimentario para un hogar tipo de cada uno de estos municipios. Por otra parte, alrededor del 65% de estos hogares se encuentra por debajo de la línea de pobreza, lo cual se relaciona además con la capacidad de contar con los recursos suficientes para satisfacer necesidades básicas en un hogar.

Teniendo en cuenta que se identificaron problemáticas importantes en la calidad de la alimentación de la población, como las deficiencias en su balance que se observan en hogares con alto o bajo consumo de calorías y bajos consumos de micronutrientes, se plantea la necesidad de proponer un plan de Educación Alimentaria y Nutricional que acompañe el desarrollo de todos los programas, para garantizar de forma integral la Seguridad Alimentaria y Nutricional de esta población.

La investigación realizada permitió, entre otros resultados, proporcionar al departamento del Cesar, y en un mayor nivel de desagregación a los 12 municipios seleccionados, un instrumento para identificar hogares y comunidades en Inseguridad Alimentaria y Nutricional. De esta forma, se constituyó en una herramienta esencial para focalizar políticas sociales en salud, saneamiento básico y educación, y en base para la determinación de políticas alimentarias y nutricionales. Una de las principales ventajas de este estudio es que permite contar con información a nivel municipal de la situación alimentaria y nutricional de los municipios que hacen parte del mismo.

La importancia de los resultados del estudio radica en que deja en evidencia que la población de los hogares de 12 municipios del Cesar, se encuentra con altos niveles de inseguridad alimentaria, reflejados en los niveles de adecuación de calorías y nutrientes y en el alto porcentaje de hogares ubicados bajo las líneas de pobreza e indigencia; por esta razón, la información que arroja este estudio se constituye en una herramienta básica para orientar la formulación o ajuste de los planes locales de Seguridad Alimentaria y Nutricional. Adicionalmente, los resultados aquí expuestos pueden ser útiles para la formulación y reformulación de programas sociales, en especial los relacionados con Seguridad Alimentaria y Nutricional.


Referencias

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